Si comprendes el papel del caficultor, sabrás que el origen de un espresso o una libra de café parte de este actor.
La mayoría de los productos agro que consumimos tienen un contexto social y el café no es la excepción. Tienen su raíz en el campo y el campesinado, quienes toman con pasión la labor de cultivar y cosechar; tarea noble y admirable.
Gracias a esto es que todos los consumidores nos volcamos en favor del campesino y procuramos actuar en pro de este. Ejemplo, adquirir productos que beneficien de una u otra forma al productor. Al hacer esto esperamos que ese precio que estamos pagando llegue como bonificación al agricultor. Y con el café pasa esto. Si adquieres cafés de calidad o cafés especiales, como es el caso de Vereda Central, nuestra materia prima siempre se paga a precios por encima del mercado estándar, precisamente por la calidad del producto que se maneja. Aquí es donde trasladamos parte del dinero a ese primer agente de la cadena de valor.
Ahora, existe una concepción errónea de porque el café de calidad tiene el precio que tiene, ya sea preparado en una bebida o empacado en una bolsa para consumo en el hogar. Y es que para poder llevar este preciado grano de calidad superior al punto de poder ser consumido, deben intervenir diferentes personas o empresas que ayudan a sumar al producto final.
En temas logísticos y de transformación como: transportes, acopios, trillas, selección, tostión, empaque y distribución. Y en cuestiones de comercialización existen varios factores como diseños, empaques, mercadeo, pautas, contenidos, puntos de venta, alianzas etc.
La suma de todos estos esfuerzos a la cadena de valor del producto es lo que conlleva a que el consumidor final tome la decisión de compra. Y si es exitosa esta sinergia, el producto elegido por el cliente será uno y no otro.
Entendiendo esto se puede ratificar que en efecto gran parte del costo del producto se lo lleva la materia prima, en este caso el café. Pero el resto de costos intrínsecos que llevaron a la venta del mismo, se cargan al resto del precio. Es así que se debe entender por qué no todo el dinero pagado al adquirir un producto es necesariamente costo que va al caficultor.
Ahora, existe una variable que afecta el precio de compra del café verde (materia prima) y no es la calidad. Esto es el precio estándar del mercado. Para Colombia hablamos del precio interno de la carga, el cual va ligado en parte al precio internacional del grano en la bolsa de valores.
Si el precio base del café sube, todos los cafés de diferentes calidades también van a subir. Y en el contexto actual del 2022, donde venimos de una crisis económica por pandemia, un dólar disparado y un déficit en la producción de café en Brasil y Colombia, son todos causales para que el valor del grano haya llegado a índices record.
Es importante reconocer el benefactor en esta subida de precios y es nuestro caficultor. Aunque los insumos para el cultivo y cosecha de café también tengan un incremento, es mucho mayor el aumento del precio de compra del café verde, lo cual lo hace un buen negocio para los campesinos. Acá es donde podemos celebrarlos.
Con estos sucesos del mercado global del grano, se espera solamente que los caficultores puedan sacar provecho con más cultivos, más tecnificaciones, y mayor calidad de vida en su familia.
Los “perjudicados”, si podemos enmarcarlos así, pueden ser los consumidores, ya que como se explicó anteriormente, la mayoría del costo del producto lo conforma el precio del café verde. Pero entendiéndolo de esta forma deberíamos estar tranquilos y no perjudicados, pues en efecto este exceso en precios de venta es para el productor.